
Por ahora, era tarde en la mañana en el centro de datos, y el equipo parecía que finalmente estaba llegando. “Tarde como de costumbre”, pensó el analista. Por ahora, había formado una opinión muy negativa del equipo de aquí, con el que había estado inmerso durante casi una semana.
¿Cómo se las había arreglado para comenzar su día brillante y temprano a las 8 a.m., a pesar de que había estado en la reunión de compromiso esa misma noche y por supuesto todavía estaba luchando contra el aplastante jet lag? Se arrastró fuera de la cama y salió de su hotel, donde el conserje le había ordenado un servicio de automóviles.
Le hubiera gustado ser más autosuficiente mientras estaba en el extranjero, pero no tenía Wi-Fi. Y tenía miedo de sacar su teléfono del modo aeropuerto, por temor a que incurriera en una tarifa de roaming asombrosa. De hecho, su jefe le había advertido expresamente acerca de evitar las tarifas de roaming, lo que solo podía significar dejar todos sus dispositivos móviles en un modo fuera de línea. Resulta que nunca deshabilitó el roaming en su celular. Como resultado, acumuló más de U$S 750 en tarifas de roaming en un par de horas, hasta que el operador de la compañía alertó al equipo de Mobility, que alertó a su jefe, que casi tuvo un ataque al corazón.
Baste decir que el nuevo analista permanecería en el purgatorio digital, evitando las tarifas de roaming por el resto de su viaje, aproximadamente una semana más. Sí, recibió wifi gratuito en su hotel, que en el mejor de los casos era lento, inutilizable en el peor de los casos. Y para agregar un insulto, obtuvo el mismo portal de acceso a la lengua extranjera cuando intentó acceder a Internet. De alguna manera, el sistema no era lo suficientemente inteligente como para recordar sus credenciales.
El centro de datos también estaba conectado, que es en parte el motivo por el que se apresuró esta mañana. Aunque probablemente era tarde en la noche en los Estados Unidos, su bandeja de entrada probablemente estaría desbordando. De alguna manera, su jefe esperaba que siempre estuviera encendido, cuando el mismo jefe le había ordenado que limitara severamente su tiempo en línea.
Que no te te suceda lo mismo. Para tu próximo viaje llevate tu MIOWIFI y vas a pagar menos que el WIFI del hotel o que un par de cafés en Starbucks para estar conectado donde quieras que estés con el router en tu bolsillo.